Christo Javacheff es el artista ideal para la época navideña o por lo menos, el es el artista ideal para esas fechas del año. Por cierto, él envuelve cosas. Empezó en su día a la época de la pop art envolviendo botellas y otros pequeños objetos. Esto pasaba en los sesenta. Pero desde 1980, pasó a envolver puentes, edificios y costas.
Usualmente él y su partner han sido clasificados dentro del land art –aunque ellos prefieren el uso del término environmental art–, dados a conocer primero bajo el nombre artístico de Christo, y luego, a partir del 96, añadiendo a la “marca” el nombre de la esposa y colaboradora de éste, se hicieron famosos por “empaquetar” cosas. Y eso es lo que han hecho durante más de cuarenta años. Desde botellas (Wrapped Bottle, 1959) hasta monumentos y edificios (Wrapped Monument to Leonardo da Vinci, 1970; Wrapped Reichstag, 1971-1995), esta pareja ha empaquetado cosas de todos los tamaños en paisajes urbanos y rurales a lo largo de todo el mundo.
Doctos a estas alturas en el arte del ocultamiento, Christo y Jeanne-Claude saben que la mejor forma de llamar la atención sobre algo es velándolo, y llevan hasta sus más descomunales consecuencias esta fórmula, compartida, en una escala más íntima, por el teatro de máscaras y el erotismo. Además de la curiosidad técnica que sus obras suelen despertar ¿Cómo habrán conseguido empaquetar un fragmento de costa australiana con 90,000 m2 de tejido sintético? Esto es impresionante, pero además sus obras sólo permanecen montadas un máximo de catorce días.
Reconozco su importancia histórica en este sentido, así como la original belleza alcanzada con algunas de sus obras. La nostalgia en este punto se hace inevitable. Envidio la suerte de aquellos que visitaron las monumentales obras de Christo y Jeanne-Claude mientras duraron. A mí, por lo pronto, no me basta con que me las cuenten.
Un pequeño documental sobre el artista:
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